viernes, 20 de diciembre de 2013

El Columnista: Bohemio



Llevo exactamente 6 meses sin drogarme, no he comprado ninguna sustancia toxica de inhalación, ni de absorción. He dejado recién hace unas semanas de consumir bebidas alcohólicas, según el doctor me dijo que mi hígado ya no soportará mas de diversión sin control.

Ahora que tengo más tiempo lúcido, me he puesto a observar mucho pequeños detalles de mi entorno que en su momento parecían sin importancia. He observado lo ridículo que a veces nos ponemos estando ebrios, el cómo reaccionamos cuando se acaba la ultima botella, el cómo fumamos de forma desesperada mientras avanza la noche, lo salvaje y animal que nos volvemos cuando una mujer se nos pone cariñosa.

Mis amigos me han invitado a una fiesta, les dije que no iría porque no quiero tomar, pero ellos insistieron y dijeron respetarían mi decisión para no hacerlo. 
He llegado a mi cuarto con el video de una película, para mirarla mientras pensaba en el qué cenaría esa noche, pero mientras pensaba se metían otras ideas a mi mente como:

-¿No caería mal un porrito y si salgo por un trago a alguna cantina?.

- ¿Y si me pongo a escribir mientras me fumo un cigarro y tomo una cerveza?

-¿Si llamó a algún amigo y nos vamos a un burdel?.

-¿Si nos vamos a una casa de citas?, ahora que lo pienso llevo un mes sin tener sexo y a lo mejor es eso lo que necesito para relajarme. 

He buscado en internet temas relacionados a la abstinencia a la que estoy sometido por voluntad propia, ya que siempre he pensado que cada decisión está en uno, el respetarla y la firmeza que conlleva eso.

¡Rayos! Estoy perdiendo la paciencia, necesito alcohol, alguna droga, si en casa se enteran el problema en el cual estoy metido de seguro me internarían en algún centro de rehabilitación, pero las personas inteligentes puedes luchar, resolverlo con paciencia y esmero. 

Ahora que lo pienso al meterme en este mundo bohemio, he descubierto no ser tan inteligente como yo creía serlo. Es más me he dado cuenta lo idiota que nos volvemos por querer encajar en un círculo de amigos que a la larga solo son un grupo de personas y tu eres uno más de ellos. 

Me han recomendado que haga otro tipo de actividades que no demanden sedentarismo, que a la larga solo me deja pensando. Entonces a caminar, correr, ir al gimnasio, pasear a Sasha Grey (mi mascota) y aprender a tocar bien la guitarra.
Ahora que lo recuerdo cuando me interesé por la música conocí amigos de todos los gustos y en todo sentido. Fue ahí donde me presentaron a la en ese entonces bendita marihuana y el vino de a cinco soles. 
He empezado a sentir cierto temor de encontrarme con mis vicios, a decir verdad tengo miedo de que se metan en mi vida, pero la fuerza de voluntad tiene que ser más fuerte. 

Ahora que observo pequeños detalles que creía no tener importancia, he vivido endeudado por salir a fiestas, por comprar tragos y por pagar en entradas a burdeles. No me he considerado un vulgarmente llamado “chonguero”, pero si un tipo con ganas de poseer a las mujeres más lindas, sea o no con dinero.

Llegó el día de la fiesta a la cual me invitaron mis amigos, he asistido diferente a muchas veces, esta vez me he puesto buena ropa y me he impregnado de una buena colonia. Llegué en un taxi como de costumbre y había una chica nueva en el grupo de amigos. Quede mirándola, pensando en si la había visto en algún otro lado y ella se quedo viéndome de una forma muy extraña.

Cuando ingresamos al centro nocturno, nos presentaron pero aun ambos nerviosos no cruzamos palabras, hasta que llegaron los tragos y yo con mi vaso con agua. Después de tres botellas de tequila que ellos habían tomado, esa mujer que se había quedado mirándome se me acerco y me dijo:

-¿Te acuerdas de mí?, te acuerdas del barrio donde creciste y de mi familia.

Era extraño me conocía y yo no sabía que decirle hasta que de pronto la recordé, era la prima de mi novia de niño, habían pasado 10 años desde que no vivía en esa zona. Yo le dije:

-Claro, eres Sandra, estas muy linda, los años te han sentado muy bien.

Cada momento que pasaba ella se acercaba más y más a mí, en un momento pensé que era el ruido ensordecedor del local, hasta que me besó. Y me dijo:

-Yo odiaba a mi prima, porque aunque tú eres mayor que yo me gustabas. 

Puse esa cara de estúpido de ¿cómo puede estar pasando esto y sin alcohol?, pero estando yo sobrio no podía aprovecharme de la situación. Así que al terminar la noche decidí llevarla a su casa y nos volvimos a besar en el taxi. Al bajar del taxi y dejarla en su casa me dijo:

-Tus amigos tenían razón, sin alcohol no haces nada. Llámame por favor quiero verte otra vez.

Pensé que hice lo mejor y no caer en el alcohol esa noche, pero si volvía a verla una vez más seria para llevármela a la cama. Pero sería imposible tenerla de enamorada ya que mi reputación de bohemio sonaba cada día más. 
Ella vivía en esa edad donde les gusta la diversión hasta caer rendidos y yo estaba alejándome de eso. Cuando decidí llamarla me dijo:

-Lo siento, estaba ebria ese día, no me acuerdo de nada.

Entonces comprendí que los mejores momentos de tu vida no están entre licores, ni drogas, esta donde tú sepas valorarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario