martes, 12 de agosto de 2014

Contigo Perú

El séptimo mes del año culminó llevándose consigo un mes patriótico, un mes de recordar la dicha de pertenecer a esta tierra llamada Perú. Un fin de semana largo ha servido para que muchas personas logren quitarse el  estrés que los atormenta gracias a la rutina, un frio tiempo en el cual la serenata una noche del 27 cada vez aglomera menos personas.

Todos lanzamos nuestro saludo al Perú en nuestras redes sociales y como publicación del día se pierde entre las demás, cada vez más y mas personas  dicen sentirse felices de ser peruanos. La gran parada militar es el espacio de esperanza, el espacio en el cual todos añoramos mejoría a nuestro desarrollo. El tiempo es corto, pero todos nos apoyamos a un mismo sentimiento, compatriotas en el extranjero sintonizan distintos canales para observar nuestros colores en marcha, pero solo son tres días en los cuales diremos: Te amo Perú.
Después de tres días, todo volverá a la normalidad o en nuestro caso a la anormalidad, volveremos a la rutina y nuestra televisión seguirá en estado de descomposición.

 Encendemos el televisor, elegimos un canal de señal abierta después del trabajo y están ahí, grupo de personas jugando, divirtiéndose, burlándose, contándonos sus males de amor. Por un instante recordar viejos talkshows, decir  cuáles son programas basuras y el Dios todopoderoso rating nos abofetea tan descaradamente al lanzarnos las cifras que nos anuncian son los programas más vistos del país.
Orgullosos de ser peruanos muchos lo estamos, tenemos una rica variedad gastronómica, un buen paisaje, muchas zonas turísticas y somos lo suficientemente capaces de llevar una conversación de nuestro país, sin quedarnos sin ideas. Es que quizás la inmensidad de un cielo logré soplarnos las palabras para seguir hablando del Perú.

Cada vez hay menos exponentes del criollismo, cada vez vamos cambiando costumbres, las empresas siguen lanzando  días festivos, en los cuales solo son fines de engordar sus cuentas bancarias. Este es mi país tan extraño, tan hermoso, tan simple y a la vez tan maravilloso.


Desempolvo el viejo disco que salió en una ocasión como homenaje al Zambo Cavero, elijo una canción, escucho el punteo del gran Oscar Avilés que te llega al alma y una voz que te la destroza para luego crecer más, causando en ti que brote tu voz: “Cosechando mis mares, sembrando mi tierra, yo quiero más a mi patria”. (Jheison Ortiz)

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