Cuando comencé a escribir pensé en un alias, jamás me decidí
por uno. Yo quería tener un nombre simple, sencillo, no quería que fuera
grosero, ni algo que no entendieran.
El poeta maldito, un apodo con el cual me llamó un amigo, ya que según él, yo era
de esos tipos a los que les gustaba escribir, pero le temían a la crítica. El
me decía que muchos poetas se hacen conocidos cuando han muerto y es
lamentable, no disfrutas de la fama en la cual alguien te señala por la calle,
ni te saludan preguntándote ¿en qué te inspiraste?
Me dijo:
-Tú no publicas nada, te asusta a que las personas te digan en que estás mal. Si sigues así serás uno más del montón, aquellos que no luchan porque las personas sepan de su trabajo.
¿Esperas la muerte para que las personas pregunten por ti?
¿Quieres ser un maldito?
Tenía la costumbre de escribir poemas de amor, que al pasar
las horas volvía a leerlas, me resultaban aburridas, muy cursis, simples y sin
sentido. Quemaba o arrojaba a la basura mi trabajo como poeta, pero es
imposible olvidarte lo que de verdad has escrito, ya que esta en ti, solo
tenemos que hacer el trabajo de unir nuestras palabras y formar un nuevo verso
con el mismo toque.
Utilicé google para averiguar a qué se refería con “Maldito”.
Cada vez que aparecían los resultados lograba ver una imagen. Era el rostro de
un tipo cansado, con una mirada vacía y que solo transmitía soledad. Yo me
preguntaba:
-¿Quién es este tipo?, ¿Qué tiene de especial?, ¿Por qué es
maldito?
Charles Baudelaire, un poeta francés que nació en 1821, el
año que fue la independencia de mi país. Escritor de “Las flores del mal” era
un sujeto bohemio con gustos muy especiales hacia las prostitutas. Era un
crítico con problemas familiares, alguien que mandó asesinar a su padrastro que
por ironías de la vida, cuando Charles murió fue enterrado junto al tipo que
tanto aborreció.
Me agradó leer su historia, a los 15 años estaba experimentando nuevas cosas en mi vida y por un momento pensé: ¿Mi vida será así?. Sentí que mi vida se parecía en algo a la de él, ya que mi mamá había enviudado en ese año y yo no soportaba la idea de que ella esté con alguien.
Me agradó leer su historia, a los 15 años estaba experimentando nuevas cosas en mi vida y por un momento pensé: ¿Mi vida será así?. Sentí que mi vida se parecía en algo a la de él, ya que mi mamá había enviudado en ese año y yo no soportaba la idea de que ella esté con alguien.
En este año he adoptado un modo de escribir diferente, no he estudiado periodismo, ni literatura y no sé de historia. Yo solo escribo, porque me gusta hacerlo, deje de usar rimas para escribir mis poemas y comencé simplemente a plasmar lo que quería.
¿Cuál es mi secreto para escribir?:
-Centrarme en lo que quería hacer, pensar y simplemente
decirlo. Ahora que lo pienso:
“El columnista” nació porque quería hablar de lo que pensaba durante el día,
las escenas que aparecían en mi mente recordando lo poco que voy viviendo y que
significan mucho en mi vida.
El columnista nació de un sujeto que solo escribía y de un poeta que se creía maldito, pero que en sus escritos muchos ven su vida.
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